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Por Berny Jiménez |13 de junio de 2025, 15:35 PM

Las mañanas de doña Ana tienen un visitante muy especial: un colibrí que mueve sus alas 80 veces por segundo. “Tengo estas plantas a las que llamo mermeladas, que atraen a familias de colibríes”, cuenta orgullosa.

Estas aves, pequeñas pero de alta demanda energética, necesitan alimentarse al menos cinco veces al día. Por eso, muchas personas utilizan bebederos artificiales para atraerlos. Sin embargo, doña Ana prefiere los naturales: “Los bebederos de mi jardín son plantas sembradas, no artificiales”.

A diferencia de ella, en otras viviendas y sitios turísticos del país se colocan bebederos artificiales, los cuales, según un estudio realizado en California, podrían estar causando más daño que beneficio.

La investigación encontró que el uso frecuente de estos comederos altera el comportamiento natural de los colibríes. Se están volviendo más territoriales y desarrollando picos más puntiagudos, producto de los conflictos alrededor de los bebederos. Además, se ha detectado una disminución en su función polinizadora, una tarea vital para los ecosistemas.

“Pensamos que sembrar muchas flores en el jardín equivale a atraer a muchas de estas aves. Sin embargo, algunas plantas han sido alteradas genéticamente y ya no producen néctar. Además, un solo colibrí puede cubrir todo un jardín por su naturaleza territorial”, explica Jorge Corrales, experto en fauna silvestre.

En Costa Rica, la Ley de Vida Silvestre prohíbe los comederos artificiales colocados de manera intencional en espacios públicos. La legislación no especifica qué ocurre en propiedades privadas, pero los expertos aconsejan optar siempre por soluciones naturales.

Repase el reportaje completo en el video que está en la portada de este artículo.

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