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Por AFP Agencia |14 de junio de 2025, 12:05 PM

Violeta Barrios de Chamorro, fallecida este sábado a los 95 años, fue la primera mujer elegida presidenta en América, en cuyo gobierno (1990-1997) pacificó y reconcilió a una Nicaragua devastada por décadas de guerras.

"Doña Violeta", como la llamaban los nicaragüenses, murió en Costa Rica tras una larga enfermedad, por complicaciones derivadas del Alzheimer y una embolia cerebral que sufrió en diciembre de 2018.

Alejada de la vida pública desde hace dos décadas, había sido trasladada de Managua a San José en octubre de 2023 para estar cerca de sus cuatro hijos, desterrados de Nicaragua por oponerse al presidente Daniel Ortega.

"Su legado es incuestionable. Lideró la transición de la guerra a la paz, sanando un país destrozado por el conflicto armado. El contraste con Ortega es claro y profundo", dijo a la AFP Félix Maradiaga, académico y activista político exiliado en Estados Unidos.

Ortega, a quien ella venció en las urnas, gobierna desde hace 17 años, y es acusado por sus críticos, gobiernos y organismos internacionales de ser un autócrata que aniquiló la tolerancia, libertades e independencia de poderes que "Doña Violeta" había conseguido.

Era la viuda del periodista Pedro Joaquín Chamorro, miembro de una de las familias más prominentes de Nicaragua que siendo dueño y director del diario La Prensa fue asesinado en enero de 1978 por su oposición al dictador Anastasio Somoza.

La muerte de su esposo, por cuyo apellido también se la conoce, la empujó a la dirección de La Prensa y luego a la política.

Una "madre" angustiada

Cuando triunfó la insurrección liderada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en julio de 1979, integró la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional, entre cuyos cinco estaba Ortega. Ella, la única mujer.

Pero en 1980 renunció a la Junta, disconforme con la deriva socialista de la revolución y la influencia de Cuba, volvió a dirigir el diario y ganó protagonismo como opositora a los sandinistas, que en esa década enfrentaban a la guerrilla "contra" financiada por Washington.

Contra todo pronóstico, ganó las elecciones de febrero de 1990 postulada por la UNO, una coalición de 14 partidos que con apoyo de Washington derrotó a Ortega, quien gobernaba solo desde hacía cinco años y buscaba la reelección.

Vestida de blanco y en silla de ruedas por una lesión de rodilla, en la campaña electoral ganó la confianza de los nicaragüenses cansados de las guerras con palabras sencillas "propias de un ama de casa y de una madre", según relató en sus memorias "Sueños del corazón".

"En la cultura machista de mi país eran pocos los que creían que yo, en mi condición de mujer y además inválida, tuviera la fortaleza, energía y voluntad para derrotar" a Ortega, pero "si el muro de Berlín había caído, ¿por qué no los sandinistas">